Por Juan Pablo Ojeda
El Apertura 2025 entró a su recta más intensa y este sábado pinta para convertirse en uno de esos días que los aficionados recuerdan durante años. Toluca, Tigres, Cruz Azul y Rayados salen a la cancha con un solo objetivo: meterse a la final del futbol mexicano. Nada más, nada menos.
La mesa está servida desde temprano. En el Nemesio Diez, Rayados llega a territorio escarlata con la confianza tranquila de quien sabe que no necesita ganar para clasificar. El 1-0 de la ida les da margen, pero no espacio para relajarse. Saben que Toluca en casa es un animal distinto, un equipo que aprieta, incomoda y casi siempre encuentra la manera de meter presión.
El problema para los Diablos es que la chispa ofensiva no es la misma sin Alexis Vega. Ahí están los números: dos partidos sin anotar desde que el delantero quedó fuera. Y aunque en liguilla la mística del Toluca suele aparecer cuando nadie la espera, esta vez la tarea es clara y pesada: ganar sí o sí, por cualquier marcador. Enfrente tendrán a un Monterrey que ya dejó fuera al América y viene con el sabor dulce de haber eliminado a un favorito. Ahora solo necesitan mantener el orden, no desesperarse y aprovechar cualquier error de los locales.
El que salga vivo de esta serie enfrentará a Tigres o Cruz Azul, quienes dejaron abierta su eliminatoria con un 1-1 en Ciudad Universitaria. Los regiomontanos llegan con la ventaja de estar mejor posicionados en la tabla, lo que les permite avanzar con otro empate. Pero Tigres no está pensando en empatar: en su estadio suelen jugar a un ritmo que pocos equipos pueden igualar, y su arsenal ofensivo lo dice todo. Correa, Brunetta, Gignac, Gorriarán, Lainez… la lista asusta a cualquiera.
Cruz Azul, por su parte, necesita ganar. No hay plan B. Larcamón aseguró que prefiere esta presión porque obliga al equipo a no guardarse nada, aunque la verdad es que sacar un triunfo en la cancha de Tigres siempre parece misión de alto riesgo. Los cementeros han sido un equipo sólido, pero enfrente tendrán a la mejor defensa del torneo y a un conjunto acostumbrado a mover la pelota con paciencia, inteligencia y una cuota de talento individual que puede romper partidos cerrados.
Las semifinales llegan con los ingredientes clásicos: tensión, oficio, nervios y la sensación de que cualquier error cambia la historia. La Liga MX, como casi siempre, se guardó sus mejores capítulos para el final. Y este sábado, más de un aficionado terminará viéndose la mano para comprobar si todavía tiene uñas.
